La percepción es la actividad de tomar conciencia y dar
significado al mundo que nos rodea. Es un proceso mental en respuesta a los
estímulos externos con los que entra en contacto nuestro cuerpo por medio de
los sentidos (vista, tacto, oído, olfato y gusto). Los estímulos (la luz, el
viento, el ruido, un beso, una caricia) activan las sensaciones (impulsos
nerviosos) que llegan a nuestro cerebro conteniendo una información (calor,
roce, presión, humedad...) El acto de dar significado a esos estímulos tiene
lugar cuando se integran en el cerebro al relacionarse con otros procesos
mentales como la atención, la memoria y la imaginación (la concentración en ese
estímulo, el recuerdo de otro beso, la especulación sobre el significado...)
La atención, la memoria y la imaginación, son actividades
psicológicas necesarias para poder completar el proceso de percepción, es
decir, para conseguir identificar y comprender el estímulo exterior.