La salud sexual está vinculada a un nivel de bienestar
físico y psíquico en relación con las prácticas sexuales y los órganos y zonas
de nuestro cuerpo que participan en ellas. La salud sexual tiene que ver con un
estado general saludable, con la ausencia de enfermedades asociadas al sexo y
con la evitación de prácticas de riesgo o actividades que reduzcan nuestra
capacidad de respuesta sexual. También tiene que ver con la experiencia
coherente, responsable y feliz del sexo, evitando, por ejemplo, embarazos no
deseados.
Por lo que hemos dicho, podemos ver que en la salud sexual
intervienen muchos factores, no sólo los concernientes a prevención de
enfermedades físicas, también pueden tener relación los estados de ánimo, el
consumo de drogas, una dieta equilibrada, el hábito de fumar, la falta de
ejercicio...
La mejor medida para prevenir efectos no deseados de
cualquier tipo es la información, prevención y control. Demasiadas veces se nos
recomienda la abstinencia como medida de prevención desde determinados ámbitos
(iglesia, familia). Desde nuestro punto de vista la abstinencia total no es una
actitud realista, esperable ni recomendable, tampoco es una práctica saludable
y que contribuya al bienestar del individuo y a su crecimiento y desarrollo.
Creemos que su recomendación como medio preventivo no es una actitud realista
ni responsable porque no tiene en cuenta la verdadera naturaleza de las
relaciones sexuales y sus implicaciones emocionales y físicas, pretendiendo
limitarlas y reducirlas a una función meramente reproductiva.
Para practicar una sexualidad sana, satisfactoria, segura y
responsable, pensamos que es mucho más maduro y positivo contar con la
información correcta, los medios y las condiciones más realistas y conocer bien
cómo podemos manejarlos para que podamos controlar nuestra salud sexual. La
falta de educación psicológica, emocional y sexual de los individuos contribuye
de forma espectacular a los fracasos individuales y de pareja en el desarrollo
como personas y su maduración equilibrada.
El sexo seguro es la forma más racional y responsable de
evitar problemas asociados (físicos y psicológicos), infecciones y embarazos no
deseados.
- La exclusividad sexual
Se ha dicho en numerosas ocasiones que el tener relaciones
en exclusividad con nuestra pareja sexual, si está sana, es una garantía contra
la transmisión de enfermedades. Sin embargo, me gustaría advertir del peligro
que entraña esta pseudo medida preventiva tomada como una regla de carácter
generalizable.
No siempre se pueden tener esas garantías. En primer lugar,
muchas veces nuestra pareja sexual está infectada por algún tipo de hongos que
no son sintomáticos en ella, pero si lo son en nosotros si nos los transmite,
por lo que si a simple vista no son detectables, y es difícil que podamos conocer
su existencia y prevenir su transmisión.
En segundo lugar, muchas parejas evitan hablar de otras
relaciones esporádicas que hayan podido mantener al tiempo que están con
nosotros. En cualquier ocasión se puede contraer una ETS.
Por último, no todas las relaciones sexuales que se
mantienen son con personas que conozcamos lo suficiente o con las que vayamos a
tener una relación estable, por lo que la posible garantía de la exclusividad
no es una condición siempre presente.
En todos estos casos no debería ser suficiente confiar en el
historial "médico" que cada uno comunica, ya que el deseo de tener
relaciones, la vergüenza y/o la irresponsabilidad pueden ejercer de
intermediarios entre la verdad y la actitud.
El sexo seguro, hasta tener la certeza de que lo podemos
practicar sin ningún tipo de reparos, es aquel que nos protege del contacto con
los virus, hongos, etc., es decir, la utilización de preservativo.
- El preservativo
El preservativo es una barrera que permite aislar los
fluidos y secreciones evitando que entren en contacto con nuestro cuerpo o el
cuerpo de nuestra pareja. Sin embargo, nos permite disfrutar en un alto grado de la misma sensibilidad del
contacto que tendríamos si no lo tuviéramos puesto. Incluso podemos disfrutar
de un mayor placer, por el hecho de sentirnos tranquilos y seguros, eliminando
aspectos de tensión y estrés que pueden estar provocados por el temor y la
inseguridad. La calidad del preservativo es importante para que podamos obtener
el mayor placer con la mayor seguridad.
Hay muchos modelos y tamaños de preservativos que incluso
incorporan elementos de fantasía como texturas, formas, colores, olores y
sabores diversos, para hacer de su utilización un juego más que añadimos al
juego de las relaciones sexuales. El propio acto de colocárnoslo o colocárselo
a nuestra pareja puede ser parte del juego sexual. Podemos aprender juntos a
utilizarlo, incorporar el aprendizaje como un juego de conocer más a nuestra
pareja.
Para que el preservativo sea eficaz es necesario que su
utilización sea la correcta. Hay que utilizarlo de forma continuada, no sólo de
vez en cuando. Es necesario seguir correctamente las recomendaciones respecto a
su colocación, mantenimiento durante toda la relación, retirada adecuada, etc.
Conviene saber que la utilización de lubricantes puede
reducir la barrera porque debilite el tejido látex del preservativo. Así mismo,
por muy obvio que sea, no hay que olvidar que cada preservativo es de un único
uso y se ha de tirar tras su utilización. Su utilización en las penetraciones
anales, implica que se deberá cambiar por uno nuevo cuando queramos
seguidamente realizar una penetración vaginal o sexo oral.
- Enfermedades de transmisión sexual
La transmisión de enfermedades sexuales se realiza a través
del contacto de determinadas zonas de nuestro cuerpo con los fluidos y
secreciones que contienen algún tipo de virus (VIH, hepatitis B, etc.) u
hongos. Pueden causar infecciones de carácter general (VIH, hepatitis B) o de
carácter local, pero en cualquier caso pueden afectar de forma muy seria al
organismo causando dolor, problemas secundarios y trastornos relacionados.
La causa de que se transmitan por contacto sexual es que la
mayor parte de los microbios de estas características requieren de una
determinas condiciones de humedad y temperatura para desarrollarse, siendo el
pene, los testículos, el recto, la vagina, la vulva o la boca lugares idóneos.
Las ETS se transmiten durante el coito anal o vaginal y/o el
sexo oral. El contacto con la sangre infectada (como en el caso de las
jeringuillas) puede ser la vía de transmisión de algunas de estas enfermedades
como el VIH y la hepatitis B.
Es importante tomar medidas de higiene sexual para evitar la
transmisión de este tipo de enfermedades. La prevención es la mejor medida, por
lo que se recomienda la utilización de preservativos mientras no tengamos
absoluta seguridad respecto al estado de salud y las posibles infecciones
latentes o manifiestas de nuestra pareja. Esta seguridad sólo la tendremos con
una analítica realizada a los seis meses de nuestra última relación (el VIH
tarda este tiempo en ser detectable, después de transmitido). Una higiene
adecuada evitará el desarrollo de cierto tipo de organismos que crecen al
amparo de sustancias que secretan nuestros órganos.
La vergüenza o la desinformación son otro tipo de
"intrusos" en nuestra mente que colaboran con los virus: no van a
ayudar a mejorar nuestro estado de salud, más bien a empeorarlo. Así que, para
evitar la transmisión tanto como para recibir un tratamiento temprano y
adecuado, es recomendable modificar cuanto antes este tipo de actitudes.
En caso de que notemos alguna alteración en nuestro
organismo y sospechemos que puede ser debida a algún tipo de infección, lo
mejor es acudir a un centro de salud o de planificación familiar para una
evaluación y diagnóstico rápidos. Cuanto antes atajemos el recorrido del
"intruso" en nuestro cuerpo, más posibilidades tendremos de controlar
su desarrollo y los efectos que pudiera acarrear.
- Alcohol, otras drogas y barbitúricos
El uso de determinadas drogas y barbitúricos, así como el
abuso de alcohol, puede afectar notablemente nuestra conducta y nuestra
actitud, inhibiendo los procesos de control en las decisiones y comportamientos
que adoptamos. Los barbitúricos pueden desinhibir inicialmente la respuesta
sexual, pero su consumo en dosis elevadas puede producir el efecto contrario,
incluso llegar a bloquearla.
El alcohol y la marihuana tienen dos tipos de efectos que
son contrarios. Por un lado, inicialmente se produce una relajación física y
mental, acompañado de desinhibición y una sensación de bienestar muy grata. Se
eliminan barreras de prejuicios, vergüenzas y timidez, con lo que se consigue
un estado de ánimo y mental muy proclives a las relaciones sexuales
desinhibidas y placenteras.
En realidad lo que produce es una actividad más autónoma de
los sistemas implicados en las emociones, desvinculando el control depresor del
cerebro sobre esas emociones, así como sobre prejuicios, educación, normas,
etc. Esta actitud más "emocional" puede provocar la aparición de un
mayor deseo sexual, pero al mismo tiempo el alcohol puede inhibir la respuesta
del sistema nervioso autónomo que está muy implicado en la erección.
La anticipación que el propio individuo hace del potencial
placentero y de relax, ayudan a que psicológicamente el efecto placebo
funcione. Es decir, con independencia de que se den o no todos los síntomas
placenteros, el individuo mentalmente está sugestionado de forma muy positiva a
vivirlos placenteramente.
No obstante, hay muchos estudios que indican que el uso
continuado de marihuana puede provocar algún tipo de disfunción a largo plazo:
alteración y reducción hormonal; reducción de esperma y menor número de
espermatozoides; modifica los ciclos de ovulación; alteraciones en los
embriones; alteración de los reflejos y de la sensibilidad del tacto.
El alcohol en el hombre a dosis relativamente pequeñas
(o,08º) puede inhibir la erección y disminuir la intensidad en la sensación
orgasmica masculina o inhibir la femenina. A dosis elevadas y continuadas puede
producir problemas irreversibles en el sistema neuro-endocrino y en los vasos
sanguíneos.
Otras drogas como la cocaína o los derivados del opio tienen
reconocidos efectos como sustancias que provocan y aumentan la excitación y
favorecen la respuesta sexual. Si bien esto es cierto, todas ellas tienen
efectos secundarios negativos sobre la respuesta sexual, a nivel hormonal,
psicológico y neuronal.
El tabaco afecta la vasodilatación debido a su
responsabilidad en la generación de arteriosclerosis, pudiendo afectar la
erección.
- Alternativas sanas
Todos estos afrodisiacos, excitantes, desinhibidores,
relajantes, etc. son sustancias psicoactivas, productos ajenos a nuestro cuerpo
que actúan en nuestro sistema nervioso central o periférico, provocando ciertas
reacciones químicas y conexiones neuronales que nos relajan, excitan, etc.,
modificando nuestra conducta. Como hemos visto, cuando actúan en nuestro cuerpo
lo hacen de manera que afectan también aspectos de nuestra conducta o de
nuestro organismo de forma negativa.
Nuestro cuerpo tiene sistemas de generar sustancias químicas
similares, sino iguales, de carácter endógeno, es decir, propias. Se sabe que
la mayoría de las drogas a las que responde el sistema nervioso, son sustancias
químicas cuyas cadenas moleculares, parecidas o iguales, ya están presentes en
nuestro sistema de producción y de recaptación. Por ello se estudia qué
mecanismos pueden activar la producción de estas sustancias que actúan de
neurotransmisores. Se sabe que determinadas actividades como el deporte, una
vida y alimentación sanas, ciertas prácticas como la relajación, la reflexión,
el placer, el equilibrio emocional, etc., favorecen la producción de sustancias
como la serotonina, dopamina o endorfinas, etc., todas ellas en dosis
equilibradas y con efectos beneficiosos sobre nuestro organismo y conducta.
La práctica de la relajación; los masajes corporales; el
arte de las caricias; aprender a desinhibirse; conocer nuestra mente, sus
bloqueos y sus posibilidades; practicar la reflexión y el autoconocimiento;
explorar nuestra capacidad de comunicación; aprender a adoptar una actitud
positiva ante las relaciones; internarnos por el mundo de nuestra percepción,
experimentando todas sus posibilidades, etc. son una alternativa muy sólida,
estable y gratificante a la utilización de alucinógenos, opiáceos,
desinhibidores o potenciadores de la libido.
Entre otras, tienen la ventaja de que: contribuyen a mejorar
nuestra estima; nos enseñan a conocernos; son beneficiosos a corto y largo
plazo; no generan dependencias; sus efectos secundarios son positivos,
ampliando el bienestar no sólo al momento de las relaciones sexuales, sino al
resto de nuestras actividades sociales y personales.
La desventaja frente a la utilización de barbitúricos y
afrodisiacos es que el proceso es más lento y requiere de un aprendizaje y de
una dedicación y atención personales. Por otra parte, las sensaciones son menos
intensas al principio, hasta que se alcanza un nivel de percepción adecuado.
Sin embargo, los resultados son mucho más amplios, porque la
conciencia de su gozo es mucho más coherente con la totalidad del individuo. Su
efecto también tiene mucha mayor permanencia en nuestra sensibilidad y nuestra
conciencia, debido a que cuando disfrutamos sin la ayuda de desinhibidores
externos o ajenos a nuestro cuerpo, lo hacemos sin menoscabar ningún otro
sentido y con un estado de conciencia pleno. Otra ventaja es que no dependemos
del exterior para lograr un estado y alcanzar la gratificación.
© Dolores Salinas 2004
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