La actitud es la predisposición de nuestro ánimo y nuestra voluntad hacia las cosas, las personas, las circunstancias, los sentimientos, los gustos, etc. Es la forma en que 'preparamos' nuestra respuesta en la relación con lo que nos rodea.
La actitud está estrechamente relacionada con nuestras creencias. La ACTITUD va a estar condicionada por las creencias sobre una determinada situación.
Las creencias, pueden ser elaboradas de forma consciente o inconsciente, ser erróneas o acertadas, irracionales o racionales. Por lo tanto mi actitud también va a tener este tipo de características. Con mucha probabilidad, derivada de una creencia errónea o irracional se hallará una actitud también errónea o irracional.
Es posible que no nos demos cuenta de esas actitudes, porque en determinadas situaciones estemos acostumbrados a actuar de forma casi automática, impulsiva, irreflexiva y/o emocional, sin que nos hayamos acostumbrado a analizar por qué hacemos determinadas cosas, sin que pensemos qué ACTITUD teníamos cuando iniciamos determinado comportamiento o qué pensábamos sobre esa situación.
El identificar actitudes, nos puede llevar a conocer mucho mejor por qué actuamos como lo hacemos. También nos ayudará a identificar determinadas creencias y a modificarlas o sustituirlas cuando son erróneas o irracionales.
Hay ciertas actitudes negativas, erróneas, irracionales que no tienen ninguna justificación ni base sólida en la realidad, pero que, aún así, nos hacen comportarnos de un modo negativo, erróneo o irracional. La superstición es una actitud irracional, basada en creencias irracionales y que condiciona de tal modo a quien tiene esa actitud que le lleva a evitar hacer cosas en un día 13, o a santiguarse cuando cruza un gato negro, o a no pasar por debajo de una escalera, etc. Este tipo de comportamiento puede que no le perjudique seriamente, porque de él no necesariamente derivan situaciones trascendentes o importantes. Sin embargo, en otros campos si que nos colocan en situaciones muy incomodas y perjudiciales para nosotros o los demás. Un claro ejemplo son las actitudes racistas.
En la sexualidad, las actitudes irracionales o erróneas llevan a comportamientos tales como evitar tener relaciones sexuales con penetración cuando se tiene la menstruación, porque se piensa que no es médicamente recomendable; o a no masturbarse por creer que provoca enfermedades o que es de perversos sexuales; o a no besar introduciendo la lengua pensando que ese comportamiento es antihigiénico; o a no mostrar nuestro cuerpo por tener determinados complejos; o a no comunicar a nuestra pareja sexual lo que deseamos porque va a pensar mal de nosotros, etc.
Las actitudes erróneas o irracionales en nuestra sexualidad están impidiendo que disfrutemos porque introducen elementos que nos generan ansiedades, miedos, vergüenzas y, en definitiva, limitaciones a nuestras posibilidades. Es muy probable que no seamos conscientes de ellas, que las tengamos tan arraigadas, al igual que las creencias, que sea necesario un ejercicio de concentración e identificación de las mismas en las situaciones más idóneas.
El mero hecho de poder identificar esas actitudes y comprender en qué ideas tienen sus raíces provoca un alivio de la ansiedad, del temor y de la vergüenza que se asocian a ellas. Ese es el primer paso para establecer una comunicación interior con nosotros mismos y tranquilizarnos aceptando que el proceso por el que estamos pasando es normal y que seremos capaces de superarlo.
La dificultad para identificar nuestras actitudes puede estar muy en relación con la tensión en la que vivimos las situaciones, que nos bloquean para "vernos" a nosotros mismos. Por esta razón, muchas veces necesitamos de cierta ayuda que nos guíe en los procesos que conducen a una buena "conversación" interior y a la auto-observación.
© Dolores Salinas 2004
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