En la mujer, la dificultad para llegar o
mantener la excitación en las relaciones sexuales, suele estar asociada a otro
tipo de trastornos como la dispareunia o coitalgia ( relación sexual dolorosa tanto en mujeres como en hombres) y el vaginismo.( imposibilidad de realizar el coito, debido a la contracción involuntaria de los músculos del tercio inferior de la vagina). Pero no necesariamente
es así. Otros fenómenos de tipo psicológico y social influyen de forma
determinante en una correcta excitación.
Dado que en la mujer los síntomas de la
excitación no son tan visibles como en el hombre, parece que es más difícil
detectarlos y también más fácil ocultarlos si no se desea compartir la
problemática, por esta razón y por toda una tradición de menosprecio por la
sexualidad femenina, se ha dado menos importancia a este tipo de problemas.
No obstante, para una mujer también es
incomodo y frustrante no lograr que la excitación se mantenga lo suficiente
como para lubrificar bien, dilatar correctamente y satisfacer el placer deseado
en todos los sentidos. Una falta de excitación nos puede estar indicando que la
situación no se vive con la debida tranquilidad y relajo. También en la mujer,
el estrés, el miedo, la anticipación del fracaso, la vergüenza, pudores, etc.
pueden provocar una situación de tensión que desinhiba las reacciones
neuro-vasculares adecuadas para que los genitales respondan adecuadamente
produciendo la lubrificación adecuada y la hinchazón y relajación muscular
necesarias.
En algunos casos la excitación puede iniciarse
adecuadamente y neutralizarse a los
pocos minutos. En otros casos no se llega a producir la excitación durante las
relaciones. También se puede dar el caso de mujeres que se excitan
perfectamente y llegan al orgasmo por medio del autoerotismo y no pueden
alcanzar una correcta excitación con su pareja sexual.
Hay que distinguir la falta de deseo de los
problemas de excitación, que no necesariamente tienen que ir parejos. Es decir,
tanto el hombre como la mujer pueden tener motivación y deseo sexual adecuados
y, sin embargo, llegados al momento de la excitación sufrir una disfunción por
diversas causas. Claro es que si no hay deseo sexual, no se dará tampoco la
excitación. Pero la inhibición del deseo es una falta de sentimientos eróticos,
mientras que la dificultad de excitación es una inhibición o bloqueo de la
respuesta orgánica, aunque existan estos deseos.
Como consecuencia de las dificultades de
excitación o como propia causa se produce el vaginismo y la dispareunia.
El vaginismo es la imposibilidad de que se
produzca el coito vaginal debido a la contracción involuntaria de los músculos
del tercio inferior de la vagina. Suele ser una respuesta adquirida tras varias
experiencias de dolor (dispareunia) en coitos vaginales. También existen
motivos de carácter psico-social como el temor a un embarazo no deseado; falta
de desinhibición, pudores y vergüenzas, etc.
El tratamiento, por lo general, consiste de
varias fases en las que la mujer con este problema aprende a relajar la
musculatura y a controlarla, mediante la introducción de dilatadores
progresivamente más grandes, hasta que se puede producir la penetración.
Dependiendo de la problemática asociada a este tipo de disfunciones es
conveniente que el hombre, si existe pareja, acuda a terapia y si es posible
colabore en la aplicación del tratamiento para generar un clima de confianza y
facilitar la penetración en el futuro. No obstante, hay relaciones que
requieren de una terapia previa en habilidades sexuales para poder aplicar el
tratamiento concreto al vaginismo.
La dispareunia es un conjunto de molestias que
pueden aparecer durante el coito o después del mismo y que producen irritación
de la vagina y la entrada a la misma y pueden llegar a un notable dolor,
provocando ulceraciones y dificultades para la penetración. Puede ser debido a
causas de origen psicológico, a prácticas sexuales inadecuadas o a una lesión
local.
Puede aparecer desde el primer coito o bien
producirse al cabo de los años. La menopausia y la sequedad y adelgazamiento de
la mucosa vaginal, suelen ser causas habituales de dispareunia. Ciertas
cirugías y tratamientos de radioterapia pueden provocar adelgazamiento de la
mucosa vaginal, tanto como una reparación plástica de la vagina, una
endometriosis o una vaginitis.
Las causas psicológicas son las mismas que en
el vaginismo. Otras causas pueden ser una incorrecta lubricación, debida a una
estimulación y penetración inadecuadas. También puede haber alguna úlcera,
inflamación, irritación o infección que
dificulten el coito y provoquen laceraciones y lesiones mayores o dolor durante
la relación. Puede existir reacción alérgica al uso de determinados geles,
preservativos o ropa. Otros motivos de dispareunia pueden ser alguna afección
dermatológica en los genitales o algún trastorno del tabique vaginal, etc.
El dolor puede producirse a distintos niveles
de la vagina y para poder diagnosticar adecuadamente, es importante conocer el
origen exacto que lo provoca. Puede estar localizado en el área de la entrada,
en la zona de la uretra o en el acceso a la vagina, en el tercio anterior o en
el fondo de la vagina en el cuello del útero.
Hay algunas recomendaciones de carácter
general, además del tratamiento específico. Es conveniente en casos de
dispareunia la utilización de lubricante hidrosoluble antes de realizar la
penetración. Las posturas en las que la penetración es desde atrás suele evitar
el roce con la uretra impidiendo su irritación si es que ésta es muy sensible.
© Dolores Salinas 2004
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