La masturbación puede ser una experiencia sexual compartida
o solitaria. Ambas tienen un alto grado de satisfacción y procuran a las
personas un bienestar muy positivo, ya sea por la liberación de tensiones o por
el disfrute de la fantasía o del placer que damos a la otra persona. Podemos
masturbarnos en soledad, podemos hacerlo delante de nuestra pareja, podemos
dejar que nuestra pareja nos masturbe o hacerlo nosotros, simultánea o
alternativamente.
Las posibilidades son muchas y el placer que se obtiene muy
alto. Incluso en casos de estrés por trabajo o situaciones personales, la
masturbación puede ser una vía de liberar tensiones no sólo inocua sino muy
beneficiosa.
Los hombres y mujeres cuando se masturban en soledad
utilizan la fantasía y/o material erótico o pornográfico, impreso o audiovisual
como medio de provocar la excitación que acompaña a la estimulación de los
genitales. En los hombres es más común la focalización en el pene, en las
mujeres la estimulación puede ser combinada o alternada entre el clítoris y la
vagina, incluyendo caricias en el pecho, las nalgas, los muslos y vientre.
También es común la utilización de "juguetes" u
objetos sexuales, como vibradores, estimuladores o penes artificiales. Hay
mucha variedad de ellos en el mercado, con tamaños colores y texturas
diferentes, adaptables a muy diversos gustos.
La masturbación a través del autoerotismo es un excelente
medio para producirnos placer y para aprender a conocernos y a saber cómo y
ante qué caricias y posturas reaccionamos mejor. Nos ayuda a conocer nuestro
cuerpo y posteriormente también a aprender a conocer el cuerpo de nuestra
pareja. En general, se tratará de descubrir cómo responde nuestro pene, nuestro
clítoris o nuestra vagina al contacto con nuestros dedos y nuestras caricias.
Aprender a saber relajarnos, fantasear, combinar distintas caricias, acelerar
la intensidad, adoptar distintas posturas...
Sin embargo, masturbar al compañero/a de juegos sexuales
requiere de una mayor pericia y atención para saber conducir nuestras caricias
y movimientos con delicadeza tratando de acoplar el ritmo al nivel de
excitación que el/ella nos muestre. Conviene saber que la forma de masturbar un
pene o un clítoris y una vagina es muy distinta y que por lo tanto hemos de
adoptar distintas actitudes ante nuestro compañero/a si es de otro género.
La masturbación hecha por la otra persona produce unas
sensaciones muy placenteras y en cierto modo distintas de las provocadas por
nosotros mismos porque introducen elementos de sorpresa y de atención que nos
hacen desear con más vehemencia la caricia, provocando una excitación de gran
intensidad. La sensibilidad de nuestra pareja, su atención a nuestras
indicaciones, la relajación y confianza, así como la facilidad para comunicarse
harán que se consigan grados de placer que difícilmente se alcanzan en la
soledad.
Siempre es conveniente una buena lubricación para no
producir irritación, en el caso de la estimulación manual del clítoris la
lubricación se puede obtener del flujo vaginal o de la saliva propia o del
compañero; un gel apropiado para los genitales femeninos o masculinos pueden
ser de utilidad para ambos genitales.
El pene responde muy bien a la presión de la mano, no
excesiva, alrededor del tronco, y a los movimientos rítmicos de arriba abajo,
que deslizan la piel sobre el pene. Al tiempo se puede combinar con ligeros
toques y caricias circulares de la otra mano sobre el glande, que es la zona de
mayor sensibilidad. Habremos de subir la intensidad del ritmo a medida que los
jadeos y movimientos de nuestro compañero se incrementen, anunciando que su
excitación está alcanzando cotas de clímax. La masturbación del pene también se
puede realizar entre los muslos o entre los pechos.
La masturbación de la compañera de juegos se puede iniciar
acariciando el vientre, bajando intencionadamente al pubis, recreándonos en
esta zona que tiene un alto potencial erótico; abriendo los labios, acariciando
los labios mayores, frotándolos y pellizcándolos con suavidad; pasando a los
labios menores, rozándolos, acariciando la zona que rodea a la vulva por dónde
se extiende la musculatura del clítoris, deslizando los dedos por la entrada a
la vagina, humedeciéndolos y pasando luego al clítoris, primero a la piel que
lo recubre, acariciando muy suavemente, apenas ejerciendo presión y luego
destapando el glande el clítoris y estimulándolo con mucha suavidad y
rítmicamente. También se puede humedecer nuestro/s dedo/s introduciéndolo en la
boca para mojarlo con la saliva y
dirigiéndolo al clítoris.
La masturbación de la mujer se puede combinar con
penetración vaginal de pene o de dedo y/o la penetración anal. Las posturas más
adecuadas para esta combinación son las de sentarse encima o la de yacer de
espaldas uno al lado del otro. Mientras una mano puede acariciar los senos, las
nalgas o el vientre. Hay mujeres que prefieren concentrar toda la caricia en
los genitales, otras prefieren la dispersión del placer. Será todo un
aprendizaje, divertido, motivante y muy placentero.
© Dolores Salinas 2004
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